La descolonización de África y el surgimiento de la islamofobia en Occidente después de la Segunda Guerra Mundial

Introducción:

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, las relaciones entre el mundo islámico y los países occidentales se han vuelto tensas debido a conflictos políticos, militares, económicos y culturales. Por esto surgieron movimientos de independencia en África y Asia, motivados por el rechazo al colonialismo, la lucha por los recursos naturales, la intervención extranjera y la mala imagen que el islam comenzó a tener en Occidente. Un punto importante es cómo el antisemitismo que existía antes de la guerra fue reemplazado, poco a poco, por la islamofobia.[1] Eso se ha observado en enfrentamientos entre países musulmanes y potencias occidentales, incluyendo el papel de Israel, que ha usado la memoria del Holocausto para reforzar su apoyo internacional. Esto ha llevado a que, en algunos casos, las comunidades musulmanas sufran consecuencias indirectas del genocidio judío.[2]

       Esta investigación propone que la islamofobia moderna está ligada a la descolonización africana, la creación del Estado de Israel y conflictos recientes. Un ejemplo de estas tensiones es el caso de Nahel Merzouk, un joven de origen norafricano que fue asesinado por un policía en Francia en 2023. Su muerte causó gran indignación y llevó a una ola de protestas, reflejando la discriminación que enfrentan las personas de ascendencia musulmana en Francia.[3] Este trabajo rastrea el origen de esa discriminación, y propone que se intensificó notablemente después de la derrota de Francia en la Guerra de descolonización contra Argelia.

Para comprender este fenómeno, es necesario revisar procesos históricos como las guerras de independencia africanas, el conflicto entre Israel y Palestina, y las intervenciones militares de Estados Unidos en Medio Oriente en el siglo XXI.

Contextualización con los conflictos post Segunda Guerra Mundial

 Durante el siglo XX, Argelia fue vista por Francia como una extensión de su territorio, pero los argelinos nunca se sintieron franceses.[4] Más de un millón de colonos europeos, en su mayoría franceses, se apoderaron de las tierras, dejando a la mayoría de los argelinos en la pobreza y generando una crisis alimentaria. A medida que avanzaba el siglo, los jóvenes argelinos comenzaron a cuestionar la desigualdad impuesta por el sistema colonial. Después de la Segunda Guerra Mundial, mientras Europa se recuperaba económicamente, Francia comenzó a ver sus colonias como una carga.[5] Algunas naciones africanas aprovecharon esta situación para independizarse, pero Argelia era una excepción: Francia se aferraba a esta colonia por considerarla esencial. La guerra por la independencia estalló en 1954 con el Frente de Liberación Nacional (FLN) liderando la lucha, y no fue hasta 1962 que Francia aceptó la derrota y reconoció la independencia argelina.[6]

      En Medio Oriente, la creación del Estado de Israel en 1948 intensificó un conflicto que sigue vigente. La migración judía a Palestina, respaldada por el mandato británico, incrementó las tensiones con la población musulmana local. Tras la partición del territorio por la ONU, estalló la primera guerra árabe-israelí, que resultó en una gran victoria para Israel, pero en una profunda derrota para el mundo árabe. A partir del Holocausto, Israel ha utilizado su tragedia histórica para fortalecer su posición internacional, recibiendo apoyo de potencias occidentales que han respaldado políticas como el desplazamiento de palestinos y la expansión de asentamientos. Aunque el sufrimiento palestino ha sido reconocido por muchos en el ámbito internacional, la situación en la región sigue siendo crítica.[7]

      El papel de Estados Unidos en Medio Oriente es para entender la tensión actual. Desde la Revolución Islámica de Irán en 1979, que derrocó al Sha aliado de Washington, Estados Unidos ha adoptado una postura cada vez más hostil hacia los regímenes islámicos.[8] La pérdida de influencia en Irán llevó a una narrativa que vinculó al islam con el extremismo, reforzada por intervenciones militares y el apoyo a dictadores. La invasión de Irak en 2003, bajo el pretexto de la "guerra contra el terrorismo", consolidó la percepción del islam como una amenaza en gran parte del mundo occidental. Esta visión ha afectado no solo la política exterior estadounidense, sino también la imagen del islam a nivel global, alimentando prejuicios y tensiones que siguen vigentes hoy en día.[9]

El estallido de la Guerra de Independencia de Argelia

 La Guerra de Independencia de Argelia comenzó en 1954, impulsada por jóvenes militantes argelinos liderados por Ben Bella, quienes, inspirados por la victoria vietnamita en Indochina, aprovecharon la debilidad de Francia para lanzar ataques en las ciudades y una guerra de guerrillas en las montañas. El punto de partida fue el Levantamiento de Todos los Santos, una serie de atentados contra blancos gubernamentales. A partir de ahí, el Frente de Liberación Nacional (FLN) amplió su lucha con tácticas como cortar comunicaciones, atacar convoyes y desmoralizar al ejército francés.[10]

      El conflicto se desarrolló en cuatro etapas. Primero, el FLN se expandió rápidamente (1954-1955). Luego, el enfrentamiento escaló con una guerra de contrainsurgencia por parte de Francia, que utilizó tácticas brutales como la tortura y la creación de campos de concentración (1955-1958). La tercera etapa comenzó cuando Charles de Gaulle asumió el poder; en 1960, había 700,000 soldados franceses desplegados en Argelia, pero las guerrillas argelinas resistieron con éxito, forzando a Francia a negociar. Finalmente, en 1962, Francia aceptó la independencia de Argelia. Mientras tanto, en el Magreb, Túnez y Marruecos lograron su independencia en 1956, con menos resistencia por parte de Francia, ya que estas colonias no tenían la misma importancia estratégica que Argelia. Estos países, al obtener su libertad, comenzaron a apoyar al FLN, proporcionándole armas y recursos.[11]

       La guerra fue especialmente violenta. Según el historiador Eric Hobsbawm, el conflicto contribuyó a institucionalizar la tortura dentro de las fuerzas armadas francesas, una mancha en la imagen de un país que se consideraba “civilizado”.[12] La independencia provocó un éxodo masivo de los pied-noirs, colonos europeos que representaban el 85% de la población europea en Argelia. Alrededor de 800,000 de ellos tuvieron que abandonar el país de inmediato, y muchos argelinos que habían luchado junto a Francia también sufrieron represalias.[13] La separación fue definitiva: Francia y Argelia tomaron caminos distintos.

Consideraciones finales

 Las secuelas de este conflicto todavía se sienten hoy en día, no solo en la política y sociedad de ambos países, sino también en la forma en que se desarrollan las tensiones raciales en Francia. El trauma colectivo generado por la guerra se ha reflejado en actos de violencia sistemática contra personas de origen norafricano, como el caso reciente de Nahel Merzouk, víctima de la brutalidad policial, un problema que tiene raíces en la historia colonial francesa. Además, inspiró movimientos de liberación en otros países del llamado "Tercer Mundo", convirtiéndose en un símbolo de resistencia contra el colonialismo. La derrota francesa dejó una herida abierta en su sociedad, que con el tiempo transformó el antiguo antisemitismo europeo en una islamofobia moderna que persiste en varios sectores de las potencias occidentales.

      Los conflictos entre el mundo islámico y Occidente después de la Segunda Guerra Mundial no se explican solo por intereses políticos o económicos; también están impulsados por ideas y discursos que han moldeado las percepciones globales. Conceptos como la "religión civil judía", descrita por Enzo Traverso, han servido para justificar intervenciones militares y fortalecer la islamofobia en Estados Unidos y Europa.[14] Ejemplos claros de esto son la guerra en Irak, impulsada por la narrativa de la "guerra contra el terrorismo", y el conflicto entre Israel y Palestina, donde el apoyo occidental a Israel se ha basado en discursos históricos y religiosos. Estos conflictos han consolidado una visión del islam como una amenaza, alimentando una relación de confrontación que ha perpetuado la violencia y la inestabilidad en la región.

Referencias y notas 

1. Traverso, Enzo. El final de la modernidad judía. Historia de un giro conservador: México, Fondo de Cultura Económica, 2013. pp. 166-170.
2. Traverso, Enzo. El final de la modernidad judía. Historia de un giro conservador: México, Fondo de Cultura Económica, 2013. pp. 201-204.
3. Strauß, Marina. “Pasado colonial y racismo en Francia: ¿raíz de la protesta?” Deutsche Welle. 2023. Disponible en: https://www.dw.com/es/por-qu%C3%A9-el-pasado-colonial-y-el-racismo-en-francia-est%C3%A1n-detr%C3%A1s-de-las-violentas-protestas/a-66103606
4. Lowe, Norman. Guía ilustrada de la historia moderna, 2017. p. 929.
5. Iliffe, John. Historia de un continente, 2013. p. 372.
6. Iliffe, John. Historia de un continente, 2013. p. 373.
7. Chomsky, Noam. Ilan Pappé. On Palestine, Haymarket Books: Chicago, Estados Unidos, 2015. pp. 14 y 15.
8. Alba, Angélica. Irak y Occidente en el siglo XX: La historia de una relación estratégica y tumultuosa. Colombia: Revista de Análisis Internacional, 2011. pp. 112-115.
9. Alba, Angélica. Irak y Occidente en el siglo XX: La historia de una relación estratégica y tumultuosa. Colombia: Revista de Análisis Internacional, 2011. pp. 120 y 126-129.
10. François, Philippe. Contrainsurgencia en Argelia: un punto de vista francés. Military Review, 2009. p. 65.
11. Cardona, Jorge. Argelia: un ejemplo para las colonias francesas de áfrica. Independencia y primeros años hasta 1992. En Horizonte Histórico, Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2013. p. 46.
12. Hobsbawm, Eric. Historia del siglo XX. Buenos Aires: Crítica, 1999. p. 224.
13. Lowe, Norman. Guía ilustrada de la historia moderna, 2017. pp. 932 y 933.
14. Traverso, Enzo. El final de la modernidad judía. Historia de un giro conservador: México, Fondo de Cultura Económica, 2013. pp. 166-170.