Durante el siglo XVI, cuando la era dorada de la piratería dio inicio, todos los barcos estaban hechos de madera y tenían mástiles para sujetar las velas que les permitían navegar.

Iniciando por las embarcaciones mas pequeñas, encontramos las balandras, las cuales contaban con un solo mástil y cubierta, con una tripulación aproximada de 3-6 personas y un promedio de 2-3 cañones, estas embarcaciones eran pequeñas y ligeras, utilizadas para asaltar embarcaciones civiles y desprotegidas.

Un ejemplo de un barco de un tamaño superior es el bergantín, aunque existen variaciones de este tipo de barco, el mas común era el bergantín de origen británico, el cual contaba con dos mástiles, dos cubiertas, un espacio suficiente para portar más cañones – es común que los bergantines de la armada cargaran con 12 a 14 cañones – y una capacidad para llevar cargas mas presadas. Mientras que no era tan común que las embarcaciones pequeñas, el bergantín ofrecía a los navegantes una velocidad decente en comparación con otros barcos.